Para hablar de la historia de las fiestas de moros y cristianos en Abanilla es obligado hacer una introducción, a modo de prólogo, respecto de la tradición de la devoción a la Vera Cruz:

Hasta finales del pasado siglo y principio del presente, el origen de nuestra fiesta ha estado sumido en la tradición oral del encuentro de un estuche de cuero en forma de cruz, que guardaba en su interior una supuesta reliquia de la cruz de Cristo, perdido u olvidado por unos soldados que regresaban de una campaña militar. Este hecho se cree acaecido en el lugar de Mahoya, junto a la acequia, situándolo a finales de la Edad Media. Todo ello arropado por la fantasía popular con visos de leyenda que, en algunos casos, rayan en lo inverosímil.

La existencia de la cofradía de la Vera-Cruz, data al menos desde el 1 de noviembre de 1564, está debidamente documentada en una publicación impresa a mediados del siglo XVIII, que se conserva en la Real Academia de la Historia, en los fondos documentales de Salazar y Castro. Estos datos proceden de la relación de los libros parroquiales que tenía en su poder el obispo Belluga, a raíz de un contencioso que mantuvo el comendador de Abanilla, don Juan de Cereceda y Carrascosa, en el año 1716 (1).

 

Está documentado que ya en 1598 se celebraba fiesta de Moros y Cristianos en honor de san Roque, mucho antes de que este santo fuera declarado patrón en Fortuna. Y su ermita, llamada de San Sebastián y San Roque, se erigió en 1561 y fue bendecida por el obispo Esteban Almeyda, en lo que hoy es el paseo de la Ermita, la cual fue desamortizada y demolida en 1967. En el s. XVIII se celebraba la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, el 3 de mayo, con «soldadesca«.

La existencia de la romería a Mahoya el 3 de mayo, con soldadesca, está documentada desde 1770, debidamente reseñada en el informe de las hermandades y cofradías, elaborado por el concejo, a instancia del Conde de Aranda, ministro de Estado, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional. A raíz de este informe en Abanilla quedó prohibida la soldadesca y el empleo de artefactos pirotécnicos (morteretes y cohetes voladores), en las festividades de la Santa Cruz de mayo, Ntra. Sra. de Patrocinio, de la Virgen de la Asunción y del Rosario, según informe de la Intendencia de Murcia, de fecha 30 de septiembre de 1774(2).

   

Los fondos documentales municipales son escasos, dado que en 1913, parte de ellos se vendieron al trapero, amén de la confiscación de los libros parroquiales en 1716 , por el obispo Belluga y la destrucción de los archivos parroquiales en 1936, pero la referencia periodística de la celebración del primer «Centenario de la Stma. Cruz», en 1922, nos hace suponer que algo tuvo que instituirse a nivel festero, en 1822. Las crónicas periodísticas encontradas son demasiado escuetas, resultando imposible, por ahora determinarlo (3).

   

El famoso diccionario de Pascual Madoz, editado en 1850 cita como patrono de la villa a San José y refiere que la fiesta que con más solemnidad se celebra es la de la Santa Cruz, en su día…se baña en la acequia mayor, con gran estrépito de trabucos, que llevan los mozos del país. Las referencias anteriores no nos permiten asegurar que en aquellos actos de función de la soldadesca participasen «moros y cristianos», aunque sí que nos confirma la existencia del culto a la Vera Cruz, con funciones de soldadesca, máxime cuando en el año 1902, según las indagaciones efectuadas por Ricardo Montes Bermúdez, en la prensa regional aparece reseñada la noticia de que el gobernador civil prohíbe disparos con los arcabuces dentro de la población, «dado el fragor y entusiasmo que se ponía en ello».

Es a partir del primer tercio del siglo XX, cuando encontramos en los programas de la fiesta de mayo en honor de la Santísima Cruz, la reseña explícita de la participación de capitanes, pajes y tiradores (arcabuceros), así como la realización del simulacro de batalla «a la antigua usanza», mencionándose también la realización del «juego de rodar la bandera», con fiestas de moros y cristianos. De lo anterior ha quedado testimonio fotográfico, principalmente de algunos capitanes, pajes y arcabuceros y rodaje de una película-documental al estilo del NO-DO, patrocinada por los industriales capacheros y el Ayuntamiento, en 1948, de la que se conserva una copia. De los moros y cristianos, a excepción de la batalla de Santa Ana que recoge el NO-DO, el testimonio fotográfico es prácticamente nulo.

En la década de 1950, desaparecen de la programación festera los «moros y cristianos», que se vuelven a recuperar en 1973, auspiciados por el Ayuntamiento y por la Hermandad de la Santa Cruz.

En 1974 ya se organizan dos grupos festeros con nombres autóctonos: la cabila Jaira y la mesnada cristiana de la Orden de Calatrava.

En los sucesivos años se han incorporado nuevos grupos festeros (cabilas y mesnadas), con nombres de los distintos lugares autóctonos del municipio, algunos de ellos de reminiscencia inequívocamente árabes, de los cuales relatamos brevemente su significado, que podrán encontrar en la sección de Bando Moro y Bando Cristiano.

E. Marco

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(1) Documento investigado por E. Marco (uno de los autores del libro «Abanilla. Historia de su Parroquia».2003, en la Real Academia de la Historia, en septiembre de 2002.

(2) Documento investigado por Ángel Luis González Rivera, en el Archivo Histórico Nacional-CSIC.

(3) Documento perteneciente al archivo particular de Ángel Cascales Mellado, publicado en la revista cultural Musá Ben Nusaur nº 2, páginas 145 y 146.

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En 1973 se introduce el germen del actual desfile en las fiestas como acompañamiento al desfile de carrozas de la reina y damas de honor; y se hace no ya en la romería tal y como se había venido haciendo antiguamente para rememorar la antigua batalla que se hacía, sino como un acto paralelo a los actos de la Hermandad.

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