Artículo publicado en el programa de fiestas de 1998 con motivo del XXV Aniversario de la Asociación de Moros y Cristianos.

AYER, HOY… Y MAÑANA

Una soleada mañana de primeros de marzo, acudí a la hemeroteca del Diario «La Verdad», -gracias Miguel, por atenderme tan amablemente- repitiéndome constantemente una fecha: 21 de marzo de 1973. En esa fecha, según escribió Ángel Esteve en el programa de fiestas de 1977, el citado periódico había publicado una crónica de nuestro corresponsal, Manuel Lozano Segura, en la que daba cuenta de la creación de los grupos de moros y cristianos para las inminentes Fiestas de Mayo.

Con gran curiosidad, comencé a manejar el pesado tomo deteniéndome a leer otras noticias de la época mientras me acercaba al ejemplar del día 21 de marzo: el Real Murcia de Felipe Mesones luchaba por eludir el descenso a 2ª y un señor circunspecto anunciaba la apertura de unos grandes almacenes llamados El Corte Inglés para el día 3 de mayo. Vaya, pensé, ningún abanillero fue a la inauguración.

Finalmente la portada del ejemplar del día 21 de marzo apareció ante mis ojos y, la curiosidad dio paso al anhelo, por lo que rápidamente pasé las hojas hasta encontrar lo que había ido a buscar, el artículo que acompaña estas líneas.

He de confesar que su lectura me dejó algo descorazonado, pues el grueso de la crónica estaba dedicado a la Asamblea de la Hermandad y al resultado de la subasta de títulos, siendo escasas las líneas que versaban sobre los moros y cristianos. Claro, me dije, qué más podía decirse de nosotros en la segunda quincena de marzo de 1973.

Sin embargo, al examinar el artículo en su totalidad me di cuenta de la noticias, del alarde tipográfico, del titular que el redactor del diario había querido transmitir a sus lectores como importante y noticiable: CREADOS LOS BANDOS MORO Y CRISTIANO PARA LAS FIESTAS. Esa era la noticia. La recuperación de una tradición olvidada, el rescate de nuestras raíces y nuestra historia, la desbordada ilusión de un puñado de jóvenes por restablecer una fiesta y hacer partícipe de ella a todo un pueblo, bendita locura.

Y esa sigue siendo hoy la noticia: 25 años después, el sueño de aquellos jóvenes no sólo perdura sino que hace tiempo que dejó de ser un simple divertimento para convertirse en la expresión de un sentimiento. Afortunadamente, el trabajo y la colaboración de personas e instituciones no ha sido en balde; la incredulidad y el escepticismo han dado paso al reconocimiento y, por qué no, a la admiración. Y creo, sinceramente, que eso es una buena noticia.

Llegar hasta aquí no ha sido fácil.

El natural paso del tiempo y la acumulación de experiencia nos han ayudado a prosperar. Los errores cometidos sirvieron para encontrar las soluciones adecuadas. Las piedras más grandes fueron apartadas del camino antes del segundo tropiezo; la lógica de la ilusión, el esfuerzo y la cooperación se impuso a la sinrazón de la apatía y el abandono. Las condiciones para trabajar por la fiesta –no podía ser de otra manera- acabaron por mejorar.

Gracias a la trayectoria antes descrita por los ex Presidentes (largo itinerario en el que han participado Juntas Directivas, asociados anónimos, alcaldes, concejales, diputados, comisiones de fiestas, cargos festeros, títulos honoríficos, festeros de a pie, y otros que seguro he olvidado), la Asociación presenta hoy un alto grado de estabilidad, nuestra Fiesta está reconocida dentro y fuera de la región. Y esto no hay que decirlo con la boca pequeña, que ya está bien de pensar que lo nuestro no vale y lo que se hace en otros sitios sí.

Nuestras Fiestas Patronales, en su conjunto, desde hace algunos años despiertan el interés de prensa, radio y televisión, quienes se encargan de difundir nuestros actos festeros a todos los rincones de la Región, dotándolos del protagonismo que hace tiempo demandábamos.

Sin caer en euforias peligrosas debemos ser conscientes de lo que tenemos, de lo que con tanto trabajo se ha logrado entre todos. Y tiene que seguir siendo empeño común conservar y mejorar lo alcanzado hasta la fecha. Si difícil ha sido llegar, sabemos que no será fácil mantenerse y, por supuesto, superarse. Pero esa ha de ser nuestra obligación, porque pensar lo contrario, creer que ya está todo hecho sería fatal para el desarrollo y progreso de la Fiesta y podría dar lugar a la repetición de episodios anteriores ahora felizmente olvidados.

Hemos crecido; no faltaría más. Los apenas veinte integrantes del primer Desfile se han convertido en más de setecientos asociados en 1997. De dos grupos pioneros hemos pasado a diecisiete (nueve kábilas y ocho mesnadas, que, por otra parte, ya está más que bien). Los algo menos de veinte mil duros que pudo costar la primera puesta en escena quedan como entrañable anécdota frente a los casi veinte millones de pesetas y no exagero que “mueven” los grupos en poco más de una semana.
Por todo ello (porque hemos crecido, porque nos conocen, porque vienen a vernos, porque se habla de nuestra Fiesta, porque sentimos orgullo de que así sea), tenemos la obligación de mantener alto el listón.

Es cierto que la Fiesta en general y los desfiles, en particular, tienen que ser diversión, porque de lo contrario no sería Fiesta. La Fiesta supone una evasión de la norma, un momentáneo abandono de las conductas sociales cotidianas.

Pero de ninguna manera podemos acudir a la Fiesta en busca de una licencia para divertirnos sin trabas, están de más quienes pretendan buscar el amparo del traje festero de su kábila o mesnada para comportarse como no harían vestidos de chaqueta y corbata. Así lo expresa Luis Sánchez Sánchez, Secretario General de la UNDEF, cuando afirma: «A la Fiesta hay que acudir para expresar un sentimiento porque es imagen de nuestras raíces y nuestra historia. Por eso la Fiesta es noble, porque no es un simple divertimento, ya que el festero al hacerla está proyectando hacia el futuro sus ancestros, el recuerdo de sus antepasados».

Nuestra Fiesta es rememoración. Y aunque es cierto que la puesta en escena difiere, y mucho, de cómo podía hacerse varias décadas atrás, hoy somos los actores principales encargados de dar continuidad y sentido a la tradición heredada; y es nuestra responsabilidad tratar de conservar y transmitir –por lo menos- la esencia y el espíritu de esa tradición. Lógicamente, la Fiesta de hoy no es como la de ayer, ni la de mañana será como la de hoy. Pero el espíritu de la Fiesta, de la tradición, debe ser el mismo ayer, hoy, y mañana.

Sé perfectamente que todos los grupos, sus equipos directivos, trabajan durante todo el año preparando con especial cariño la llegada de las seis de la tarde del día 1 de Mayo. Y me consta que casi la totalidad de asociados y festeros intentan dar lo mejor de sí mismos durante las tres horas que dura nuestro Desfile. Aun así, es mi responsabilidad solicitar de todos y cada uno de ellos un esfuerzo más que nos ayude a mejorar, a superarnos. Y si hago esa solicitud es porque estoy convencido de que el festero de esta Asociación es generoso en la entrega y tiene capacidad para ofrecer a paisanos y visitantes una actuación que dignifique el nombre de la Fiesta, reivindicando, a su vez, el propio orgullo de ser festero de Abanilla.

Aprovecho estas líneas para mostrar mi gratitud a todos cuantos habéis hecho posible, por segundo año, que la celebración del Medio Año Festero sirva para estrechar lazos de compañerismo y amistad entre todos los grupos, asociados, y pueblo en general. Vuestra presencia, vuestro ánimo y participación en las actividades programadas presagian un futuro alentador al ecuador de la Fiesta.

Quiero mostrar también mi gratitud a los premiados en el Desfile del pasado año, pues ellos encarnan el sentimiento de todo el colectivo por engrandecer la Fiesta.

Y, por supuesto, mi agradecimiento y enhorabuena a los Títulos Honoríficos 1998 por contribuir –en un momento u otro nuestra trayectoria- a la recuperación, avance y desarrollo de nuestros actos festeros.

Antes de finalizar, y porque a veces la vida nos muestra su cara más amarga mientras nos empeñamos en hacer otros planes, quiero dejar constancia del emocionado recuerdo expresado por la Junta Directiva, en la reunión de la Junta Central del pasado mes de diciembre, hacia la figura de Gonzalo Blasco Rivera, asociado y festero en toda la extensión de la palabra. De su quehacer en pro de la Fiesta y la Asociación quedan numerosos testimonios, parte de los cuales sirvieron para que la Asociación le distinguiera honoríficamente en 1991.

Es nuestro deseo que el día 1 de Mayo, sobre las diez de la noche, y con la satisfacción de haber ofrecido a paisanos y visitantes un digno espectáculo, nuestros cuartelillos rebosen de la algarabía y el clima festero que sólo la gente de Abanilla sabe trasladar a sus tradiciones.

Como ayer, hoy, y mañana.

Un cordial saludo.

Ismael Están Gutiérrez
Presidente 1996-2000